Los propietarios de animales los llevan cada vez con más frecuencia a este tipo de terapias: La fisioterapia.

La fisioterapia veterinaria estuvo al principio relacionada con los animales de competición, pero con el paso del tiempo, esta disciplina ha ido desarrollando múltiples aplicaciones para todo tipos de animales, tanto grandes (sobre todo caballos), como pequeños (perros y gatos) o exóticos, en procesos postoperatorios y en el tratamiento de dolencias de diversa índole. Veterinarios fisioterapeutas atienen estas necesidades.

Hablamos de fisioterapia, no de masajes relajantes porque tu perro o gato sea más feliz. La terapia física, por su parte, se recomienda siempre que exista una dolencia física que requiera de estos tratamientos para recuperar la movilidad o funcionalidad previa.

Después de una operación quirúrgica que requiera un proceso de rehabilitación, en dolencias crónicas que afectan a los animales, como la artritis, o en problemas osteoarticulares o musculares, donde estas terapias pueden aplicarse por no tener que dejarlo todo a manos de los medicamentos.

La fisioterapia, por lo tanto, está indicada en disfunciones del aparato locomotor, tanto a nivel preventivo, y evitar así posibles lesiones, como una vez que se han producido estas, para ayudar en su recuperación y readaptación. Aunque los beneficios varían según el tipo de dolencia, se podría decir que, en general, estas terapias acortan los tiempos de recuperación, mejoran la cicatrización de los tejidos, evitan las recaídas y no comportan la utilización de técnicas invasivas, por lo cual son mejor toleradas por el usuario.

Una de las técnicas que se usan es el agua, la hidroterapia, pero de esto ya hablaremos en el próximo artículo.

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